sábado, 31 de agosto de 2013

La doctrina del shock

La doctrina del shock.
Consorcio de Emergencias de Gran Canaria.


Hace unos días recordaba que había leído un libro titulado “La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre”, es un libro de 2007 de la periodista canadiense Naomi Klein.
El libro sostiene que las políticas económicas del Premio Nobel Milton Friedman y de la Escuela de Economía de Chicago han alcanzado importancia en países con modelos de libre mercado no porque fuesen populares, sino a través de impactos en la psicología social a partir de desastres o contingencias, provocando que, ante la conmoción y confusión, se puedan hacer reformas impopulares. Se supone que algunas de estas perturbaciones, como la Guerra de las Malvinas, el 11 de septiembre, el Tsunami de 2004 en Indonesia, o la crisis del huracán Katrina pudieron haber sido aprovechadas con la intención de forzar la aprobación de una serie de reformas.

Y enlazando con la realidad que estamos viviendo, el colectivo de bomberos del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, pensé, estarán aplicando la teoría del shock, para luego imponernos, forzados por la situación que estamos viviendo una drástica reforma, en medio del caos y sumidos en el shock que estamos sufriendo. Pero por un segundo, solo por un segundo, pensé y relacioné que tal desastre, fuese provocado por un plan minuciosamente elaborado, para conseguir doblegar la fuerza de un colectivo, como es el de bomberos del Consorcio; creo que sobrevaloré a los gestores de esta Entidad.

Pasado ese segundo, habiendo respirado hondo y exhalando lentamente, mi cerebro recobra la sensatez y aterriza en la cruda realidad de una Entidad que va a la deriva, por la falta de gestión organizativa y operativa, una Entidad a la deriva, que en su camino a no se sabe donde, lleva trabajadores/as, que muchos de ellos se juegan su integridad a diario, exponen sus vidas para ayudar al ciudadano grancanario, ciudadano que no sabe en la situación de strees, que ese bombero que le esta ayudando, esta viviendo laboralmente, que claro esta, afecta a su rendimiento profesional, pues les puedo decir que la situación esta superando límites insospechados por este colectivo.

Lejos ya de ese segundo, donde mi cerebro me jugó una mala pasada, intentaré hacerles una fotografía de lo que ocurre. Esta Entidad lleva diez años, sí, diez años a la deriva. Aunque suene populista en estos momentos, la casta política que ha pasado por esta Entidad, nunca le ha dado el valor y la importancia que tiene este servicio de bomberos insular, todos lo toman como un marrón, como un castigo tener que presidir o gestionar a este colectivo, que lo único que pide a gritos desde hace años es GESTIÓN, no queremos nada más que se gestione con coherencia y sobre todo, RESPETO, respeto a unos trabajadores que trabajan en precario por la falta de personal, por la falta de protocolos de intervención, respeto por una profesión, que no todo el mundo puede llevar a cabo.

Y repito que no tengo interés ninguno en criticar a siglas políticas determinadas, pues por este Consorcio han desfilado varias siglas, y a cual peor, pero estos dos últimos años, han sido los más caóticos que hemos vivido y sufrido. Nuestra Presidenta, licenciada en derecho, cientos de veces repetido por ella y también con un Máster en gestión de empresas, tiró la toalla, si alguna vez la cogió, en el segundo uno de su mandato, interés cero, preocupación cero, implicación cero, y podría seguir poniendo ceros y muchos, le cayó rebotada la Presidencia al quitársela de encima rápidamente la primera Consejera castigada con la Presidencia del Consorcio. Durante los primeros meses de su mandato, estuvimos navegando sin nadie al timón, sin Gerente alguno que gestionara, tan solo, la visita de los lunes o viernes de la Presidenta, evidenciaba que había una figura al frente de la Entidad, solo eso, una figura. Pero llegó el gran día, después de varios intentos digitales de la Presidenta por conseguir un Gerente, quizás Señora Presidenta ese fue su mayor error, querer hacer una elección digital del Gerente, apareció el “elegido” y elegido libremente, a dedazo, con solo el aval de ser militar, mando de la UME, seguramente con muchas medallas y cursos de formación, y una y mil batallitas que llenarán cajas, pero sin tener idea de gestionar y se lo dice alguien que también tiene un titulín en Dirección de empresas y un bagaje profesional extenso, aunque no hace falta aprovechar este blog para venderme, es la realidad y el tiempo, la que pone a todo el mundo en su sitio, estamos peor, que cuando una figura visitaba las oficinas del Consorcio una vez a la semana, esta claro que la diferencia entre el estamento militar y la función pública, a día de hoy, esta separada por un abismo. Como tengo mis años de recorrido ya, e hice la mili, recuerdo que el Teniente hacía lo que le decía el Capitán, que a su vez hacía lo que le decía .. y así sucesivamente, creemos que a este Gerente digital le falta alguien que le diga que hacer, pues lo único que tiene claro el Sr. Gerente es que doblo el sueldo y ya no tiene que afeitarse todos los días para pasar revista, ahh¡¡ y los fines de semana libres. Nuestra Presidenta, licenciada en derecho y Máster en gestión de empresas, pensaría que un militar no pondría firmes, olvidando que a día de hoy, no podemos decir mañana, tenemos derechos y un Acuerdo que respetar, que es vinculante para ambas partes. De momento y hasta que el Sr. Rajoy y su mayoría absoluta quiera, nos amparan Leyes que deben respetarse y Acuerdos que implican responsabilidades en ambas direcciones.

Estamos peor que cuando vagábamos por el desierto sin rumbo, ahora habría que sumarle a esa falta de rumbo toda una cadena de despropósitos, que son de Juzgado de guardia, y de eso se valen, que esta todo en los Juzgados y con juicios para dentro de dos años, cuando seguramente, nuestra Presidenta, licenciada en derecho y con un Máster en gestión de empresas ya no este y aparezca otro/a que esperemos tenga, como mínimo respeto, por un colectivo que solo pide GESTIÓN.

Gestión Sra. Presidenta, licenciada en derecho y con un Máster en gestión de empresas, que no se resume en imponer, en castigar con expedientes, en amenazar, en el ordeno y mando, esperando como respuesta “a sus ordenes mi Teniente”, no, eso no es gestionar, eso es, ir directamente al abismo, es crear un ambiente crispado, por ello, pensé que a base de impactos en la psicología social de los trabajadores, a partir de crear y propiciar que este servicio sea un desastre, que provocando la conmoción y confusión, pretenda hacer Ud. Sra. Presidenta, licenciada en derecho y con un Máster en gestión de empresa, una reforma impopular, pero no contestada por un colectivo, que nunca se ha callado ante las injusticias, pero como dije antes, creo que los sobrevaloro.

Por último, decirle Sra. Presidenta, que después de nueve meses en Huelga indefinida, ha demostrado la importancia que tiene para usted, esta Entidad, un político debe ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar el choque entre los intereses encontrados que se producen dentro de una sociedad, en esta caso, dentro de una Entidad, el Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, una Entidad muy importante, que ofrece un servicio esencial para la sociedad, sociedad que la puso ahí, a usted Sra. Presidenta, y por la que usted esta trabajando y cobrando, después de 9 meses, entiendo que ha fracasado en su intención de resolver o minimizar este choque, entre unos trabajadores que le están pidiendo que gestione, que utilice su posición en esta sociedad para cambiar las cosas, sin crispación, sin amenazas, sin vendettas de patio de colegio, aplicando la sensatez y el diálogo.


Orlando Menguiano Ponce.
Bombero del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria.
Miembro del Comité de Huelga.

viernes, 30 de agosto de 2013

Lo siento


Lo siento, me confieso culpable de todos los problemas por los que estamos pasando en este país. Soy funcionario y con mi actitud he ocasionado una crisis brutal, que ha acabado con el estado del bienestar, con la educación, la sanidad, etc.

Al sacar mi plaza de funcionario, no sabía que conllevaría tantos problemas y de tanta gravedad. Sin darme cuenta, cada vez que empezaba a trabajar, ocurrían cosas impresionantes a mi alrededor, algunas de las cuales les contaré a continuación y de las cuales me siento totalmente culpable.

Soy culpable de haber construido polideportivos, teatros y auditorios de inmensas dimensiones en lugares en los que no se llenarían ni si quiera invitando gratis a los pueblos de 30 km a la redonda.

Soy culpable de haber construido kilómetros y kilómetros de vías de tren y estaciones en lugares que suben y bajan unas 10 personas al mes. También construí unos cuantos aeropuertos, tras muchos estudios de viabilidad, con una afluencia de pasajeros increíble, algunos con 0 pasajeros.

Soy culpable de que los bancos no concedan créditos a las personas y empresas que lo necesitan para subsistir, aún habiendo sido rescatados con dinero público, cuyo fin era facilitar el crédito. Obviamente, este dinero ya se da por perdido.

Soy culpable de dejar caer la educación y la sanidad públicas para después justificar una privatización que mejorará el servicio, dejando fuera a las personas menos rentables y que den pérdidas.

Soy culpable de haber dado dinero a quien me lo pedía, sin verificar para qué lo iba a emplear realmente y si una vez entregado, se utilizaba en lo que se había acordado. Entiendo que mi obligación era controlar el destino de ese dinero.

Soy culpable de estar por encima de las necesidades y problemas de la gente que me ha votado, de no saber cuales son para ponerles solución. Desde mi posición privilegiada de funcionario, yo se cuales son esos problemas y necesidades, no hace falta que me las digan.

Soy culpable de hacer leyes que no castiguen duramente a los políticos que roben, que no cumplan con su trabajo, que aprovechen su posición para beneficiarse personalmente o beneficiar a sus cercanos. Leyes que castigan duramente al que roba para comer pero que indultan al que roba millones de dinero público.

Soy culpable de crear empresas públicas para mis amigos, dándole contratos increíbles, para que roben sin que se note mucho y externalizando servicios que presta la administración pública, para que algún amigote se lleve mucho dinero.

Soy culpable de desviar dinero de la sanidad y la educación públicas a la privada, "con el fin de mejorar el servicio", restando recursos a las primeras. Casualmente tengo intereses en algunas de las segundas.

Soy culpable de tener tantos asesores, que me ayudan a hacer un trabajo que se supone que tengo que saber hacer, y de haber contratado a dedo a tantas personas, pagando así favores y sangrando de paso las cuentas de la administración pública.

Soy culpable de haber hecho una reforma laboral que ha evitado el despido de casi 300.000 personas, no vamos a mencionar a los que ya se han despedido.

Podría seguir enumerando casos de culpabilidad, pero creo que ya es suficiente. He espiado mis pecados y espero que sepan perdonarme. No quería hacer tanto daño con mi actitud, de haberlo sabido, no me hubiese presentado a las oposiciones y tal vez sería político.



Lo siento.