Podíamos sentir el apoyo de la población que pasaba con sus coches: tocaban la bocina, levantaban el brazo con el puño cerrado, aplaudían o nos daban gritos de ánimo. Se veía claramente en sus caras la rabia y el rechazo hacia nuestros gobernantes, las ganas de salir a la calle y gritar que estamos cansados de tanto ladrón que lo único que hace es ahogarnos con los impuestos mientras nos roban descaradamente.
Desde aquí, les digo a todos ellos, que hay que salir a la calle a mostrar nuestra indignación, sentados en el sillón no conseguimos nada. Debemos acabar con esta lacra que nos gobierna y no nos representa.
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