Desde hace tiempo escuchamos decir a los políticos que hay que privatizar los servicios públicos con el fin de que funcionen bien, que la gestión que se está haciendo de los mismos no es la correcta y lo más importante, que los funcionarios no trabajan y por eso la administración va mal.
Si es cierto que la gestión no es correcta, es tan sencillo como relevar de su puesto al que está al frente de esa administración, casualmente colocado a dedo por el político de turno, y poner a alguien preparado.
Si es cierto que los funcionarios no trabajan, existe una ley del funcionariado que contempla sanciones para el que no cumpla con su trabajo, lo único que hay que hacer es aplicarla, que parece que da miedo hacerlo.
Pensando un poco mal, tal vez al político le interesa que haya caos para así justificar ciertas decisiones en un futuro.
Nos dicen que la privatización traerá una mejora de los servicios, que serán más económicos y habrá una mayor eficiencia y eficacia. No debemos dejarnos engañar. Cualquier empresa lo que busca son beneficios y si cogen el negocio de lo público, buscará ganar dinero. Esto significa que dejará de prestar aquellos servicios que no lo sean rentables o bien se pensará mucho hacer determinadas cosas.
Con un ejemplo se ve mejor.
- Servicios de autobuses públicos: llegan a todos lados
privados: mantienen sólo líneas rentables
- Servicio sanitario público: te hacen todas las pruebas necesarias
privado: esperan hasta el final
No olvidemos que la administración pública no está para ganar dinero, está para prestar servicios, esto no significa que se despilfarre. Hay que hacer un uso y no un abuso de los servicios.
El despilfarro que ha habido de aquí para atrás, ha sido hecho y consentido por los políticos, que no se dedicaron a gestionar bien ni a estructurar bien la administración. No sobran funcionarios, hay que ubicarlos en donde hagan falta y velar para que cumplan con su trabajo. Al igual que hay que velar para que los políticos, gerentes y demás, cumplan también con su trabajo.
Un control y mejor organización del trabajo mejoraría el funcionamiento de los servicios públicos y lo más importante de todo, evitaría el despido masivo de funcionarios. Exijamos a los políticos que hagan bien su trabajo.