Antes tenía las cosas claras respecto al voluntariado. Pensaba que, debía dedicar un poco de mi tiempo a ayudar a personas que lo necesitasen. Me informé sobre el tema y vi que el campo de actuación era bastante amplio: compañía a ancianos, comedores sociales, voluntario de cruz roja o protección civil, etc. La verdad es que estaba animado, tenía la sensación de que debía hacer algo por los demás.
Por esa misma época, me encontré con un amigo que trabaja de bombero. Estuvimos charlando un rato y le comenté la idea que me rondaba desde hacía tiempo. Me dijo que le parecía muy bien, pero que debía pensar en las consecuencias que podía tener mi decisión. No lo entendí y le dije que no veía aspectos negativos a la hora de realizar labores de ayuda a los demás. Pasó a explicármelo, poniendo su trabajo como ejemplo.
Me comentó un poco por encima las labores que desempeñan los bomberos: incendio de viviendas, accidentes de tráfico con atrapados, rescate en altura y acuáticos, etc. Para poder realizar estas tareas, ha tenido que pasar una oposición bastante dura, con unas pruebas físicas de campeonato y unos exámenes teóricos complicados. Una vez en el puesto de trabajo, debe seguir reciclándose y haciendo maniobras para simular situaciones reales y así estar al cien por cien cuando llegue el momento, ya que en sus manos están la vida y seguridad de las personas.
El problema, me dijo, está en que este trabajo no lo desempeñan únicamente profesionales. La Administración ha creado la figura del voluntario y le ha dado “competencias” en tareas que corresponden a los bomberos. Si existe un cuerpo profesional que se dedica a atender las emergencias, no entiendo como es que se crea un “cuerpo paralelo” que realiza las mismas funciones. Esto supone un gasto extra de dinero, ya que hay que equipar a los voluntarios y poner a su disposición vehículos de emergencias y el material necesario para desempeñar las tareas. Todo esto, va en detrimento de los bomberos, porque es dinero que se deja de invertir en ellos y lo que no es lógico, es que el material no pueda ser renovado porque hay partidas presupuestarias que se desvían para los voluntarios.
El tema económico es grave, pero veo mucho más importante lo que conlleva la aparición de voluntarios: esto implica directamente que no se hagan contrataciones, ya que hay personas que de forma gratuita realizan un trabajo. Habría que preguntarles si a ellos (los voluntarios) les parecería bien que yo hablase con sus jefes y me ofreciese a hacer el trabajo que ellos desempeñan de forma altruista. Es obvio lo que van a contestar.
Me dijo que, si él iba a operarse del riñón, exigiría que le atendiese un profesional; si tenía que asistir a un juicio, exigiría que le asistiese un profesional; que en la educación de sus hijos, iba a exigir que se la impartiese un profesional. Si para todo esto y más cosas, exigimos profesionales, ¿por qué para nuestra seguridad no lo hacemos? No nos dejemos engañar, cualquiera no puede desempeñar las funciones que hace un bombero, ni las funciones de cualquier otro profesional. ¿Alguien se imagina un médico voluntario? ¿Alguien se imagina un juez voluntario? ¿Alguien se imagina un carpintero voluntario? Creo que tenemos claro que no lo concebiríamos.
Tengamos cuidado, el político va a defender la figura del voluntario, porque va a ahorrarse mucho dinero (eso es lo que piensa), pero la realidad es bien distinta. Un cuerpo de bomberos profesionales es garantía de seguridad. Lo mismo ocurre en todos los ámbitos laborales. Debemos exigir a nuestros políticos seriedad y que hagan las cosas pensando en los ciudadanos y no en el dinero, porque igual resulta que por ahorrar dinero van a ocasionar problemas muy graves.